“Me encanta actuar, pero me he dado cuenta de que cada vez que tengo la oportunidad de realmente "soltarme" emocionalmente en una escena, parece que una especie de miedo se apodera de mí y me apaga”.
¿Te sientes identificado? El problema podría provenir de un intento incorrecto de generar emoción o de poner la atención en el lugar equivocado haciéndote consciente de ti mismo.
Cómo generar una emoción
Lo principal y lo que todo Actor ha de tener claro es que si desea una carrera seria debe estar emocionalmente disponible. Cualquiera puede tener una carrera exitosa en los negocios sin tener que arriesgar su bienestar emocional, pero los Actores han de estar dispuestos a profundizar y a adentrarse en lugares que otros ignorarían.
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Empieza a trabajar lo antes posible en tu personaje para encontrar conexión e identificación con lo que él está experimentando. Hay dos formas de encontrar esta conexión y a menudo utilizamos una combinación de ambas. Por un lado, podemos hacer uso de recuerdos sensoriales de nuestras experiencias reales. Por otro lado, podemos basarnos en el uso de la imaginación o un «¿qué pasaría si…?». A menudo usamos nuestras propias experiencias como base, para luego, usar nuestra imaginación para dar el salto a las circunstancias ficticias del guion.
Uso de recuerdos sensoriales
Para que los recuerdos sensoriales se utilicen de manera efectiva, debes examinar realmente toda tu vida y experiencias. El principio psicológico de la «memoria afectiva» sostiene que todo lo que hemos vivido emocionalmente se registra y existe en nuestro subconsciente. En nuestra vida cotidiana, los recuerdos afectivos se desencadenan con bastante frecuencia, pero al azar. Estás conduciendo y aparece una canción en la radio que te recuerda una relación amorosa que salió mal; miras fotos antiguas y los recuerdos vuelven a aparecer; caminas por la calle, hueles una comida y regresas a la cocina de tu abuela; ves un perro que se parece al que perdiste recientemente y comienzas a llorar. Lo que queremos para actuar es aprovechar estos recuerdos y desencadenarlos cuando lo deseemos.
Comienza con tus primeros recuerdos de la infancia y avanza hasta el día de hoy. Los objetos personales son una excelente manera de descubrir recuerdos. Todos tenemos objetos sentimentales cercanos y queridos, como fotografías, cartas, anillos, ropa, trofeos, etc. Siéntate con estos objetos y observa cuántos recuerdos se activan. También revisa las vacaciones, Navidades, cumpleaños, San Valentín y fechas importantes.
Todos tenemos personas centrales en nuestras vidas y alrededor de estas personas girará mucha emoción. Enfréntate a ti mismo minuciosamente y con honestidad. Puedes mirar el amor y la alegría, pero también mirar celosamente el miedo, la pérdida, la vergüenza y el odio. Tendemos a vernos a nosotros mismos solo con una luz positiva, pero debes ser objetivo y saber quién eres realmente. Como actor, debes poder interpretar todo, desde la Madre Teresa de Calcuta hasta un asesino en serie. La forma de dar vida a estos recuerdos para que puedas usarlos en tu trabajo requiere el uso correcto de la técnica de memoria sensorial. No estás tratando de sentir emociones, solo tienes que recordar cada detalle de tus experiencias pasadas explorando con atención con los cinco sentidos. Mientras haces esto, las emociones vienen.
Tenemos una resistencia natural a sentir emoción, aunque solo sea por propia salud emocional ¿Quién quiere sentir dolor otra vez? Pero en cada recuerdo hay algo que no forma parte directa de la memoria y que nos llamó la atención. Ese «objeto de liberación» nos lleva directos a la emoción. Una vez que hayas recordado y revivido tus experiencias, el destello de un pensamiento debería ser suficiente para producir emoción.
Una vez que se contacta con la emoción hay que dejarse llevar. El noventa y nueve por ciento de las veces, cuando un Actor cree que su memoria sensorial ha dejado de funcionar, es porque está midiendo la cantidad de emoción. Si comienzas a llorar, eso es suficiente para que tu compañero de actuación te pregunte por qué estas llorando. Si empiezas a preocuparte de que la última vez, llegó más emoción, y ahora no está funcionando, automáticamente, no ocurrirá nada orgánico. Se necesita un nivel de confianza para hacer este trabajo que la mayoría de las personas no tienen. También tiene que darse suficiente espacio para que algo suceda. No puedes decidir qué sentirás en un momento particular. Las emociones nos llevan, nosotros no las tomamos. No te prepares para tu escena haciendo hincapié en los momentos emocionales. Confía en que has hecho tu trabajo y permite que los instintos hagan el resto.

Uso de la imaginación
La otra forma de despertar la emoción es el uso de la imaginación, ponerse en la situación “¿qué pasaría si…?”. ¿Recuerdas la película “Mar adentro” de Alejandro Amenabar y protagonizada por Javier Bardem? Cuenta la historia de Ramón Sampedro, un escritor y exmarinero que queda tetrapléjico tras un accidente ocurrido durante su juventud. Si tuvieras que usar tu imaginación para interpretar ese papel, tendrías que preguntarte: ¿Qué pasaría si de la noche a la mañana quedaras postrado en una cama? ¿Qué pasa si ya no pudieras interpretar? ¿Todavía querrías vivir? Cuando usamos esta técnica, como con la memoria sensorial, tenemos que ser honestos con nosotros mismos. La pregunta operativa no es por tanto, «¿Qué haría yo?». Nos libramos respondiendo: «Yo nunca haría esto». La pregunta operativa es: «¿Qué me haría hacer esto?» Incluso si es difícil, debes ver que eres capaz de hacer lo que hace el personaje.
Dónde poner nuestra atención
Tu autoconciencia también puede provenir de prestar atención a las cosas equivocadas. Si comienzas a pensar en querer hacerlo bien, descubrirás que no estás respirando profundamente y que estás tensando tus músculos. Cuando ponemos nuestra conciencia en el público y tratamos de percibir cómo nos están respondiendo, estamos muertos. No puedes preocuparte por cómo está siendo recibido tu trabajo. Si esto comienza a suceder, respira profundamente de inmediato y pon tu atención en el otro actor de la escena. Concéntrate en lo que tu personaje quiere y ve tras él.
Tu amor por la actuación te ayudará a obtener resultados positivos. Combina un uso sólido de la técnica con la atención correcta. No midas las emociones mientras trabajas, mantén tu respiración profunda y tu cuerpo libre de tensión, y estarás en el buen camino.